Efectos de la contaminación atmosférica sobre la vegetación
Los efectos de la contaminación atmosférica se pueden manifestar por la alteración de diversos mecanismos vitales de las plantas: las funciones metabólicas y los tejidos se pueden ver afectados por diversos compuestos gaseosos con azufre o flúor. Estos compuestos causan la degeneración de los tejidos de las hojas –llamadas necrosis o clorosis–, produciendo manchas localizadas que presentan tonos marrón rojizo-blanco o una coloración verde pálida-amarilla por un déficit de clorofila. Si la acción del contaminante es muy fuerte puede llegar a paralizar el crecimiento de la planta.
DIÓXIDO DE AZUFRE (SO2)
Este gas es uno de los más tóxicos para las especies vegetales y sus efectos se producen bien por la exposición a altas concentraciones durante periodos cortos o por la exposición a concentraciones relativamente bajas durante largos periodos. En el primer caso, exposiciones medias diarias de 130 microgramos de SO2 por metro cúbico de aire durante el periodo de crecimiento pueden causar daños agudos en las coníferas más sensibles en forma de necrosis apicales de color rojo o anaranjado.
La exposición a menores concentraciones durante tiempos más largos ocasiona lesiones crónicas: concentraciones medias anuales de 50 microgramos por metro cúbico de aire pueden afectar a especies forestales sensibles produciendo un amarilleamiento gradual de la hoja desde la zona apical a la base, causada por dificultades en la síntesis de la clorofila. Las hojas de las plantas con síntomas crónicos llegan a acumular grandes cantidades de sulfato.
ÓXIDOS DE NITRÓGENO
Entre estos compuestos solo el NO2 es tóxico para las plantas, a pequeñas concentraciones y largo tiempo de exposición. Las plantas afectadas muestran necrosis y clorosis de color negro o marrón rojizo en las hojas. En las zonas urbanas se ha observado que la combinación de NO2 y SO2 a bajas concentraciones también es capaz de producir alteraciones en la vegetación.
CONTAMINACIÓN FOTOQUÍMICA
La contaminación fotoquímica, llamada smog o niebla tóxica, se produce por la aparición de oxidantes en la atmósfera cuando reaccionan los óxidos de nitrógeno (NOX), hidrocarburos (HC) y el oxígeno (O2) en presencia de los rayos solares.
Esta reacción se ve favorecida con situaciones anticiclónicas (fuerte sol y poco viento), que retardan la dispersión de los contaminantes primarios.
En algunas ciudades ya se están alcanzando niveles de contaminación atmosférica fotoquímica que dañan la vegetación, principalmente a causa del ozono y los peroxidoacetilnitratos (PAN). El ozono causa manchas blancas o punteados claros sobre el haz de las hojas, mientras que los PAN atacan a todas las hojas jóvenes produciendo lesiones graves con aspecto de tintura plateada o vidriosa en el envés.